20 de enero de 2010

::::::::LOS TALLERES DE ARTISTAS (I)::::::::

EL 22@ ACABA CON LOS TALLERES DE ARTISTAS

El progresivo y definitivo abandono de la industria del Poblenou, ya irreversible a partir de la crisis de los ochenta, potenció la posibilidad de que sus naves fueran ocupadas por lo que parecían ser sus herederos naturales, los talleres artísticos. De hecho durante buena parte del siglo XIX los artesanos se habían ido proletarizando, por ello mismo el obrero siempre había estado, quizá sin saberlo, más unido al artesano, y el artista no es otra cosa, que al empleado de "cuello blanco", el precario sucesor de empresas de servicios.
El sueño de algunos artistas de que el barrio del Poblenou se convirtiese en un referente internacional tipo Soho neoyorquino duró lo que la presión inmobiliaria en imponer la recualificación del terreno y la de ese modelo 22@, que bajo la excusa de la "ciudad del conocimiento" abría Barcelona, más si cabe, a la especulación y el capitalismo salvaje.
El Taller Caminal, en calle Pallars 172, antiguamente había sido en gran parte un almacén e incluso durante la República había albergado, cosa practicamente olvidada, un ateneo de Esquerra Republicana, pues el anterior de la "Academia Ergon" se les había quedado pequeño. Fue un centro que durante la guerra civil no sólo fue frecuentado por sinceros nacionalistas sino también por algunos comerciantes que buscaban protección ante "los incontrolados de la FAI", como aquel cercano ferretero que lo primero que hizo cuando entró Franco fue disfrazar a su vástago de falangista y recibir al "caudillo" brazo en alto.
El Taller Caminal estuvo abierto desde el 2002 hasta el 2007 y albergaba una veintena de atistas de distintas nacionalidades, ofreciendo varios espacios para la producción, difusión y experimentación artística. Su final se sumó a la diáspora de artistas (más de 200) que en pocos años han tenido que abandonar los espacios industriales del Poblenou.
Al poco de estar cerrado, por cierto, fue material de escándalo desde los medios, cuando ante las protestas de los vecinos, los fines de semana era escenario habitual de esas ruidosas fiestas "rave". Un penoso espectáculo mediático que acabó con el espacio inutilizado, que hoy aún espera un futuro marcado por la especulación.
Desde aquí un pequeño homenaje al Taller y su entorno...