4 de septiembre de 2009

::::::URGEELL, pintor de la figura viva::::::

Joaquín Urgell Carcas nació en El Vendrell en 1936, pero atraído por la pintura vino a vivir a Barcelona, donde ha recalado durante muchos años en la calle Pere IV del Poblenou. Iniciándose en el expresionismo abstracto vuelve después de una crisis al arte figurativo con una larga estancia en París, allá por el año 67. Viaja por Europa y sus grandes museos donde fundamentará su particular trato de la figura. Su obra se ha ocupado de númerosos temas como el histórico, la locura, la tortura, la "dimensión desconocida" e incluso el ajedrez, del que es un gran aficionado y socio del club del Ateneo Colón. Su obra ha sido expuesta en París, Amsterdam, Atenas, New York, así como en las principales ciudades españolas.





P.D. (Enero del 2014)
A finales del año pasado recibía un email en el que se me pedía el de la compañera de Joaquim Urgell para expresar las condolencias por la muerte del pintor. Cosas, una y otra, que yo ignoraba, pues de hecho, como vulgarmente se dice, no lo conocía personalmente, y digo eso porque aunque si bien nunca había hablado con él... "y tanto que lo conocía". Cuantas veces lo había visto con su figura "quijotesca" de bohemio, con larga bufanda y tejano y su baguette debajo el brazo, dirigirse a su domicilio de Pere IV. Como a su mujer, con aquella madura belleza, ir a coger el metro también de mañana, camino seguramente del trabajo. Urgell era un profesional de la pintura que se merecía haber sido más popular, si bien como decía Warhol tuvo sus minutos de éxito mediático, y no precisamente como pintor. Fue en un programa de la televisión catalana donde presentó una surrealista máquina para producir caricias eróticas hecha con lágrimas de lámparas antiguas y plumas.
Joaquím murió el 28 de Marzo del 2013 a la edad de 76 años, si bien poseía ese tipo de físico que mantiene ese porte joven. Aún no hacía demasiado de sus exposiciones en la Galeria Zuccaro de Madrid con elogiosas críticas: "Joaquín Urgeell convierte en movimiento la historia, el expresionismo satura los bordes del lienzo e inunda el espacio por medio de la masa y el color. La composición, medida, cuadrada y, en ocasiones, de compleja perspectiva; el color, brillante e impactante, como un puñetazo de energía."

El barrio se quedó sin un artista pintor  y también sin un apasionado jugador de ajedrez.